Acabo de acabar el ensayo “¿Qué fue lo hipster?” de Alpha Decay. Este párrafo me ha parecido especialmente revelador, muchos tendrían que aplicarse el cuento:
“...¿Qué tiene de
beneficioso ir siempre unos pasos por delante de los demás si siempre
permaneces en la senda hipster?¿Cómo podemos abandonar esa competición, dejar
de preocuparnos por la medida en que somos modernos, por la amenaza de que el
atesorado concepto que tenemos de nosotros mismos se convierta, en contra de
nuestra voluntad, en un cliché?
En mi opinión, el problema con los hipsters es cómo reducen
cualquier cosa que despierte tu curiosidad en la que estés involucrado al monótono
común denominador de lo cool que es o deja de ser. Todo se convierte en un
significante de identidad personal. Así, el movimiento hipster nos hace
conscientes de la pesada carga que es la identidad personal, que siempre hay
que proteger, aunque sólo sea para no acabar pareciendo un hipster.”
El hipster, por lo tanto, es el hombre del saco que impide
que nos apoltronemos en nuestra forma de ser, que nos obliga a progresar hacia
nuevas modas, nos hace consumir de forma más “creativa” y descubrir cosas
nuevas que aún no son aburridas ni hipsters.
…el hipster es aquella persona que nos revela la identidad y
al mismo tiempo la arruina.”
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